2024-12-07

El año que salvamos al mundo


Hace 25 años para estas fechas, algunos estábamos trabajando en los preparativos para evitar que algo conocido como el problema del año 2000 o Y2K en inglés, no afectara a las computadoras en empresas e instituciones.

La causa del problema era que los chips y el software usaban dos dígitos para el año. Así el año 99 en un programa de computadora, representaba a 1999 y 00 era... ¿1900 o 2000, 1800, 1100 etc.? Esa era la pregunta. El software iba a interpretar estos dos dígitos de muchas y diferentes maneras, muchas de ellas con consecuencias potencialmente desastrosas, dependiendo de cómo se había programado.

Había que salvar al mundo. Las consecuencias podían ser muchas, cortes de energía, caída del sistema telefónico, de satélites, fábricas, cargos millonarios de servicios, etc. En resumen, todo lo que podría salir mal, iba salir mal, es la Ley de Murphy. El caos. 

¿Cómo llegamos aquí, o sea cómo se les ocurrió abreviar a solo dos dígitos? Sucede que el almacenamiento era muy caro, por lo que la memoria y los discos eran de capacidades que hoy dan risa. Entonces había que ahorrar dígitos y caracteres tanto para hacer programas de computadora como para diseñar microprocesadores (“chips”). Para solucionarlo, hubo iniciativas de gobiernos y empresas en el mundo.

Internet jugó un papel para distribuir información. Las soluciones iban desde lo más sencillo como hacer actualizaciones que trabajaban a nivel de los chips en la computadora, hasta correcciones de software para que interpretara el 00 como 2000. Y pruebas, muchas pruebas.

Mientras tanto los medios hablaban del problema con cierto sensacionalismo, circulaban también teorías conspiracionistas. 

En aquel tiempo los temas de informática no ocupaban primeras planas, a diferencia de hoy día que estamos tecnologizados en todas las facetas. Este tema sí que las ocupó.

Mientras los medios y el cine hablaban del apocalipsis tecnológico del 2000, algunas empresas y gobiernos traían del retiro a programadores de la vieja guardia que conocían un lenguaje de programación abandonado pero que hasta hoy día ejecuta operaciones vitales: COBOL. Había que corregir programas hechos en este viejo lenguaje que solo pocos conocen. También se contrató a programadores jóvenes siempre que conocieran el lenguaje, una querida amiga y colega mía, contemporánea, estuvo a cargo del proyecto año 2000 de una empresa de alimentos.

A la fecha, cada que pagas con tarjeta, retiras dinero, usas un seguro, haces una reservación o requieres un servicio de gobierno, probablemente un programa hecho con COBOL ayude a llevar esto a cabo. Las apps, terminales, cajeros automáticos, etc., terminan enviando datos a una computadora en un banco donde hay programas hechos en COBOL que llevan a cabo la transacción. 

Pues hubo que programar las correcciones en este tipo de software legado de los 60s y 70s. Y así técnicos e ingenieros en informática y sistemas y similares fuimos trabajando caso por caso, recorriendo inventarios de software y hardware para identificar que había que hacer en cada caso y aplicar soluciones. 

Finalmente lo logramos, no se acabó el mundo en el 2000, brindamos y sonreímos. Hubo pocas consecuencias comparadas contra los riesgos. Hubo lecciones aprendidas, hubo reconocimiento del impacto que esta forma de diseño trae y se anticiparon problemas como el del año 10,000. 

Sí, habrá un problema en el año diez mil, pero como dijo alguien una vez “les tocará a otros y lo arreglarán”.

Imagen de Tung Lam

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